Por Fernandez  Adriana y Cabrera, Stella Maris

Alfredo Zapata es un artista plástico matancero y  no es la primera vez que se le realiza una entrevista,  ya que es reconocido por la comunidad y otros artistas por su larga trayectoria  y dedicación a las artes, las que  nunca dejó de crear.  Es vecino de la localidad de Gregorio de Laferrere, y nos recibe cordialmente  junto a su hija Mónica en su bella casa, construida  por él, a la que preparó para evitar posibles inundaciones. Cuando llegó a Laferrere las calles eran de tierra y eran frecuentes las inundaciones del arroyo Dupuy, el Susana y el Don Mario que desembocan en el río Matanza. Durante años varios vecinos hicieron petitorios  con firmas y   fotos  que llevaron a la Municipalidad de San Justo en busca  de soluciones.  En 2018 hubo un gran operativo de limpieza  de espejos de agua y del Arroyo Don Mario que permitió mejorar la calidad de vida  de los vecinos de la zona, pero  aún sigue latente en los vecinos el temor a futuras inundaciones.

Alfredo nos recuerda  que cuando él vino a esta localidad, veía que alguna persona  que con carro y caballo se encargaba de llevar a los vecinos hasta el río, para esparcimiento de la gente,  poder bañarse en el agua o quedarse en las cercanías a tomar mate,  o como él con amigos poder  pescar  bagres y otras especies de fondo. Recuerda la anécdota de cuando  uno de sus amigos perdió un anillo en el río él lo pudo encontrar en esas aguas por entonces transparentes.

A lo largo del tiempo ha dejado plasmada en varias obras pictóricas la esencia  de Laferrere,  como el cuadro con los techos de las nuevas casitas y sus calles,  empleando como técnica elementos del cubismo, el impresionismo y  la abstracción, para componer cuadros  con planos geométricos, pinceladas visibles con mucho color y con un significado propio.

Lo primero que nos  relata es  que nació en Altamirano Norte, Departamento de Tala, en la provincia de Entre Ríos, el 14 de noviembre de 1941 y fue el 11º de sus hermanos. Luego de  permanecer entre 1948 y 1951 en Lomas de Zamora, se radicó desde 1952 en   Gregorio de Laferrere. Para esa época las calles eran de tierra y todo campo, y  además de los primitivos chalets fundados en 1913 no había  todavía muchas casas construidas pero  los cambios que se producían  los iba registrando  en sus obras.

Se considera un autodidacta en la escultura, pero recuerda que tuvo varios maestros en dibujo y pintura y  junto a otros artistas  hizo  muchas exposiciones colectivas por las cuales recibió varios premios y reconocimientos, que los muestra con orgullo y gratitud. En Laferrere expone desde 1962 y la comunidad lo reconoce como pionero en las artes plásticas. En el “Paseo de las Artes” de Laferrere, ubicado junto a la estación de trenes de la línea Belgrano Sur donó la escultura de un caballo para la inauguración de ese espacio en 2003.

Lo primero que apreciamos  al entrar a su casa son cuadros en toda una pared, que no son trabajos propios  sino de  otros grandes artistas  con quienes Alfredo hacía intercambios de obras, como por ejemplo se observa la ilustración del “Martín Fierro” del artista Tomas Di Taranto. Ambos  conocían a Quinquela Martin y estudiaron en el taller de este gran artista de La Boca.

La casa de Alfredo posee dos talleres, uno dedicado a la pintura y otro a la escultura. Los materiales que utiliza son preferentemente óleo en el caso de los cuadros,  y para las esculturas  chapas, alambres, cemento, madera del Árbol del Paraíso o del  manzano, o de cualquier otro  derribado o  vencido por el tiempo y donado por los vecinos, además de piezas de desecho que tenga o   que encuentre en las calles como  tuercas, tornillos, clavos,  chapas, reloj en desuso o lo que le sea útil para elaborar un collage, o algún personaje de hojalata.    Todo en sus manos cobra nueva forma y  sentido, y se descubre en cada pieza no sólo la belleza de la obra, sino también un lenguaje que comunica una idea o valor,  como por ejemplo la escultura de mujer con los brazos en alto, que simboliza  no bajar los brazos ni dejarse vencer frente a las dificultades.

Siguiendo una charla amena,   el artista    nos recuerda que una obra suya es el monumento dedicado a los fundadores de la ciudad de Isidro Casanova.  La obra denominada “Los Pioneros” se encuentra emplazada en la plaza Hipólito Irigoyen  en la calle República de Portugal  frente a la iglesia Nuestra Señora de Fátima por motivo de  los festejos del  centenario de la localidad.  La composición    representa   a los primeros habitantes y fundadores.  Algunos de esos inmigrantes portugueses  hicieron trabajos rurales,  o eran  propietarios de hornos de ladrillo.  El diseño del conjunto de la obra  fue realizado por la arquitecta casanovense Griselda Galeano y las dos esculturas por Alfredo Zapata que recrea el trabajo de los pioneros, el hombre que  emplea el arado y la mujer que va arrojando  las semillas. Es una estructura a pedido del centro de Estudios Histórico de Isidro Casanova, y  el  aporte económico para el emplazamiento de esa composición provino de los vecinos. Otras figuras   rodean a esta composición, una representa a la Fábrica de cintas  de Don Isidro Casanova y la otra,  al ferrocarril formador de pueblos también realizados por Alfredo Zapata.

Los instrumentos de trabajo que usa habitualmente  están tan ordenados y cuidados en su casa  como sus obras,  ubicados en dos espacios diferenciados y dedicados  uno para las pinturas y otro para las esculturas. Además   posee una  gran cantidad de  libros especialmente de arte y los propios que escribió.  El 4 de marzo de 2014 presentó en la Casa de la Cultura de Laferrere  su primer libro  autobiográfico, donde además de sus vivencias y poesías,  describe acontecimientos y personajes de la historia de Laferrere.

Empezó a esculpir cuando quedó desocupado, algo demoledor para cualquier trabajador. Después de tantos años de trabajo quiso representar la nueva situación en su primera escultura vendida,  la que nombró justamente “Desocupado”. Desde  entonces no abandonó jamás el arte de crear, de percibir el entorno y plasmar en cada obra pictórica o escultórica una problemática social y la esencia misma de la ciudad donde vive.  Con su talento y habilidad, su larga experiencia, sus observaciones e interpretaciones del mundo que lo rodea y con el amor con que hace cada pieza  y su autoexigencia, crea obras únicas. Como el nombre de una de sus piezas Alfredo se propuso nunca bajar los brazos. Él mismo afirma que no quiere copiar de otros sino crear algo nuevo. Ese ha sido y sigue siendo su objetivo.

Alfredo Zapata posee tantas y tan bellas obras que éstas tienen que seguir presentándose   en nuevas exposiciones y vistas en algún espacio público.  Estamos agradecidas  por dejarnos apreciar todo lo bello que diseña y construye.