Rezagos militares de Perón en La Matanza

Al comienzo de su primer gobierno Perón entendió que debía reequipar al Ejército. Para eso aprovechó el período pos Segunda Guerra Mundial.

Por Alejandro Enrique – Investigador e Historiador

Al comienzo de su primer gobierno (1946-1952) Perón entendió que debía reequipar al Ejército. Para eso aprovechó el período pos Segunda Guerra Mundial momento en el cual las potencias beligerantes necesitaban utilizar esos pertrechos para intercambiar por alimentos (fundamentalmente granos y carnes). El gobierno peronista lograría hacerse de ese equipamiento a bajo costo por la urgencia que tenían europeos y estadounidenses. En esos lotes de rezagos además de armamentos también llegaban a la Argentina tanques Sherman, Jeeps (Willys y Ford) y los camiones (Ford, GMC, Sudebakers o Chevrolet) conocidos popularmente como “Guerreros”.

Para ello se utilizó el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI), que era un organismo estatal que controlaba y administraba las operaciones de comercio exterior. El material fue transportado en buques de ELMA y se desembarcaba en Puerto Nuevo.

Así lo recordó tiempo después el propio Perón: “…los platos rotos de la guerra se pagan echando abajo las monedas. Entonces, dijimos, ‘hay que largar todo lo que tengamos de moneda y comprar bienes de capital, que van a subir, y no quedarnos en monedas, que van a bajar’. Fue cuando ordenamos traer en una sola operación, 60.000 camiones del ejército norteamericano que estaban en Bélgica y en Shangai (…) Un año y medio después, bajó la libra por decreto en un 30% y el dólar comenzó a caer junto con otras monedas, pero nosotros teníamos todo comprado. La masa importante de bienes de capital llegó al país, los camiones y jeeps anduvieron por nuestros caminos así como los equipos que renovaron nuestras industrias. El propio administrador de puertos me vino a decir que no compráramos más porque no había dónde poner. Le dije que no se preocupara, que hiciera montañas con las cajas’.

Pero al parecer Perón encontró una solución a la acumulación de cajas en el puerto de Buenos Aires. Desde allí, a veces por sus propios medios y otras a remolque, los vehículos eran trasladados hasta Villa Martelli y cuando estas instalaciones quedaron completas, se utilizaron los arsenales de Monte Chingolo. Los armamentos militares fueron a cuarteles y regimientos, pero el problema era colocar las maquinarias de transporte. Una mañana los vecinos de San Justo e Isidro Casanova vieron con perplejidad una larga caravana de camiones y jeeps que desfilaba por la entonces avenida Coronel Quesada (hoy República de Portugal). Fue hacia finales de 1947 y principio de 1948. ¿El destino? Los campos del tambo de don Pedro Larre de 30 hectáreas. El Ejército transportó infinidad de vehículos que fueron estacionados dentro del campo sobre la avenida Cristianía.

Eran especialmente Jeeps y camiones Guerreros que entraron por Quesada custodiados por soldados. La columna de camiones y jeeps era interminable y por varios días llegaban para depositarlo en el tambo de Larre. Es conveniente aquí poner atención en el suceso que generó en un pueblo pequeño que sólo se circunscribía a Casanova Centro. Cuando todavía no habían comenzado a lotearse los barrios de la periferia como San Alberto o Atalaya.

Infinidad de vecinos confirman que hacia finales de los años ‘40 esos rezagos militares ocuparon la fracción de don Pedro Larre (cuyo hermano José León Larre era intendente municipal de La Matanza) con camiones, camionetas y jeeps de la Segunda Guerra Mundial por cerca de tres años. Los pocos militares que custodiaban el lugar no daban abasto y es por eso que también tenían perros para que no se robaran partes de esos rezagos militares. Los chicos del pueblo se divertían jugando entre los camiones y jeeps.

Pero entre juego y diversiones los chicos casanovenses se llevaban algunas sorpresas. Dentro de los vehículos era usual encontrar pertenencias de las últimas tripulaciones, además de reglamentos, herramientas y otros objetos.  Ninguno de los testigos puede asegurar la cantidad de maquinaria que se depositó allí, pero sí que esos descartes de guerra poco a poco se fueron vendiendo hasta desocupar todo el terreno que alquilaban los Larre. Muchos de esos jeeps y camiones Guerreros fueron los que nutrieron a empresas y comercios de La Matanza para el desarrollo de los años peronsitas.

Para cerrar hay que mencionar que en aquellos tiempos la oposición buscó armar un gran escándalo político-mediático por la compra de aquel material de guerra usado. Sin embargo muchos de los tanques Sherman fueron utilizados por el Ejército, lo mismo ocurrió con los camiones “Guerrero” (que sirvieron para la carga y reparto en las zonas urbanas)  y algunos jeeps todavía siguen circulando.