Gonzalo Ariel “Cachete” Montiel, de 25 años, oriundo de González Catán, quien consagró a la Selección Argentina con la Copa del Mundo, volvió a La Matanza y se fotografió junto a un mural que le hizo La Cámpora en un paredón de Virrey del Pino.

Además, luego posó con otras dos pinturas que lo homenajean en el Barrio Esperanza. “Pasó Gonzalo y como todos también se sacó fotos en sus homenajes. Que alegría saber que siempre lo vamos a tener entre nosotros, que sus raíces las tiene presente y que haya callado a unos pocos que dudaban. Nada más para pedirte crack. Gracias una vez más”, escribió uno de los vecinos al compartir una foto del jugador.

Gonzalo Montiel debutó en 2016 en River y desde entonces nunca erró un penal en toda su carrera. Su historia es como la de muchos otros jugadores de fútbol que hoy triunfan en las canchas. Criado en La Matanza, el pibe soñó desde muy joven el presente que vive junto a la Selección.

La historia de Gonzalo Montiel

Su papá Juan, albañil, y su mamá Marisa, empleada doméstica, tuvieron dos hijos: Jaqueline Soledad y Gonzalo. De chiquito y mientras sus padres trabajaban, Gonzalo acompañaba a su abuelo que salía a vender fruta en su carro. Fue él quien le puso “Ariel” de segundo nombre, por el Burrito Ortega.

Cuando tenía solo 7 años, su abuelo falleció en una pelea callejera. Es a él a quien Gonzalo dedica todos sus goles.

Archivo de “El Tala”

Para ir a entrenar, Gonzalo se tomaba todos los días el 620, una traffic hasta Liniers y desde allá el 28. Casi tres horas de viaje de ida, y lo mismo de vuelta. Tras varios años de sacrificio y entrenamiento, el 30 de abril de 2016 Gonzalo Montiel pudo debutar en Primera División con la camiseta de River lo que marcaría un antes y un después en su futuro.

Pero, ¿dónde empezó su carrera como futbolista? ¿Cuál fue el primer club que lo recibió y acompañó con tan solo 8 años?. MD salió a recorrer las calles de González Catán y dio con un club que está a nada de cumplir 70 años, “El Tala”, un deportivo que acompaña y abraza a todos los niños que sueñan con jugar al fútbol hasta el final.

 

En “El Tala” nos recibieron Quique Carrizo (51), delegado del Baby Fútbol, Enzo Segovia (25) jugador de fútbol y compañero de Gonzalo en sus inicios, Javier Segovia (50), nieto del fundador del club y padre de Enzo y Amado Zarate (55), entrenador y parte del club.

“Somos todos del barrio de acá a 3, 4 cuadras. Gonzalo y Enzo llegaron al club en el 2005, 2006. Fue una hermosa época para el club. Nos dimos cuenta muy rápido del talento que tenían, lo que pasa es que cuando vos tenes a un nene que juega bien todos los clubes lo quieren llevar. Vos podes tener un chico de 14 o 15 años que tiene un buen entrenamiento, pero cuando son tan chicos (5, 6 años) la diferencia es abismal, más allá del entrenamiento, es la entrega. Enzo se paraba en el medio de la cancha y si no podía llegar al arco por abajo la levantaba. Gonzalo es un jugador que vos lo dejas en el medio de la cancha y cuando había que defender bajaba y cuando había que atacar subía”, relatan.

En ese momento con Enzo, Gonzalo y los otros chicos de las demás categorías hicimos tres ascensos en cuatro años consecutivos, metíamos miedo, los demás equipos no querían jugar con nosotros, éramos indios con ganas, salíamos del barro, acá no hubo técnicos con título, tenemos fútbol”, agregan.

Según relata Enzo, en ese momento no tomaba dimensión de lo que pasaba. “Yo venía a jugar al fútbol, disfrutaba de ganar pero no dejaba de ser un juego. Cuando empezamos a ganar, venían equipos que te ofrecían botines, el pancho y la coca que es lo que todos los chicos quieren y no me daba cuenta. No me movieron de El Tala porque yo venía a jugar al futbol no a ganar plata, no tomaba dimensión”, recuerda.

“Nosotros tenemos sentidos de pertenencia, han venido de distintos clubes a llevarse chicos y decíamos: primero está el compromiso con El Tala. En ese momento las familias acompañaban, hoy cambió. Hoy los nenes tienen 4 años y ya los llevan a probar a diferentes clubes, se dejó de lado la diversión, la comodidad y el amor por el fútbol. Además ahora tenes un club cada 5 cuadras, en ese momento eran muy pocos los clubes que había en el barrio. Ahora llevan a los nenes a jugar 3 partidos en el día, y no está bien. Desde que el fútbol se ha convertido en una empresa, jugar es una salida laboral y los padres lo llevan a muchos clubes para que los vean”, agrega.

“Es muy difícil sostener el club, los nenes y los padres se renuevan, el tema es que los adultos podamos sostener la consistencia de seguir con nuestros trabajos, nuestras familias y vengamos a entrenar todos los días de la semana. Hay una entrega muy grande, te tiene que gustar, porque te lleva tiempo, plata energía y acá seguimos. Nosotros acá hacemos de tíos, de psicólogos, los tenés que cuidar y contener a los nenes, te ocupas. Pasas horas y horas con los nenes, mínimo les vas a preguntar todos los días cómo están”. 

“Las puertas están abiertas, están jugando las categorías desde la categoría 2009 a 2018, cualquier nene que quiera jugar se tiene que acercar, solo se cobra $300, el resto lo solventamos a pulmón”.

“Por último nos gustaría aprovechar el espacio para aclarar que hoy estamos hablando de Gonzalo Montiel porque está en la Selección Argentina, pero acá hubo y hay muchos Montiel, después queda en la suerte de poder llegar. En el fútbol vos podes ser muy bueno a veces te tiene que acompañar la suerte, no solo la de uno, sino también de quién te ve y cómo lo hace”, concluyen.